Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY
promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el
fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la
lectura entre los más jóvenes.
Este año le corresponde a la sección de Eslovenia (en 2019 fue Lituania), que difunde el mensaje de Peter Svetina (con el título de «Hambre de palabras»), ilustrado por Damijan Stepančič.
Hambre de palabras
Donde yo vivo, los arbustos se vuelven verdes a finales de abril o
principios de mayo. Al poco tiempo, se llenan de crisálidas de
mariposas, que lucen como vetas de algodón o algodón de azúcar. Las
orugas devoran los arbustos hoja tras hoja, hasta dejarlos despojados.
Cuando las mariposas salen de sus crisálidas, echan a volar, pero los
arbustos no quedan arruinados. Al llegar el verano brotan de nuevo, y
así una y otra vez.
Esta es la imagen de un escritor, la imagen de un poeta. Son
carcomidos, agotados por sus historias y sus poemas, las cuales, una vez
finalizadas, emprenden su propio vuelo, refugiándose en los libros y
encontrando a sus lectores. Esto no deja de repetirse.
¿Qué ocurre con estas historias y estos poemas?
Conozco a un chico al que tuvieron que operar de los ojos. Tras
la operación, pasaron dos semanas donde solo se le permitió permanecer
recostado sobre su lado derecho, y después de aquello, otro mes donde no
pudo leer nada. Cuando volvió a coger un libro, mes y medio después,
sintió como si estuviera recogiendo palabras a cucharadas, casi
comiéndoselas.
Y conozco a una chica que ahora es maestra. Me dijo: pobres de aquellos niños a los que sus padres no leían libros.
Las palabras en los poemas y en los cuentos son alimento. No
alimento para el cuerpo, nada que pueda llenar el estómago. Son alimento
para el espíritu y para el alma.
Cuando el hombre tiene hambre o sed, se le encoge el estómago y
se le seca la boca. Busca encontrar algo para comer, un trozo de pan, un
plato de arroz o de maíz, un pescado o un plátano. Cuanto más
hambriento se encuentra, más se le estrecha la mirada; ya no ve otra
cosa que aquello que pueda saciarle.
Sin embargo, el hambre de palabras se manifiesta de forma
distinta: como una tristeza, una apatía, una arrogancia. Las personas
que sufren de este tipo de hambre no son conscientes de que sus almas
están tiritando, de que están pasando junto a sí mismas sin haberse
percibido. Una parte de su propio mundo se les va de las manos sin ellos
darse cuenta.
Este tipo de hambre es la que sacian los poemas y las historias.
¿Existe, no obstante, esperanza para aquellos que nunca han satisfecho esta hambre con palabras?
Sí. Aquel chico lee casi cada día. La chica que es maestra lee
cuentos a sus alumnos cada viernes, cada semana. Si alguna vez se
olvida, los niños no tardan en recordárselo.
¿Y qué ocurre con el escritor, con el poeta? Con la llegada del
verano, volverán a verdecer. Y una vez más serán engullidos por sus
historias y poemas, que acabarán volando en todas las direcciones, igual
que las mariposas. Una y otra vez.
(Texto original: Peter Svetina. Traducción: Barbara Pregelj)
En la web del IBBY puedes leer el mensaje original en inglés,
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Recopilando valores
Ya estamos llegando al final de este peculiar, pero emocionante curso y por ello vamos a recopilar algunos vídeos, que nos serviran de repa...
-
Personal Pronouns. Verb to be. The personal pronouns Verbo-to-be-ejercicios Personal Pronouns activities Verb to be. Activities
-
La conmemoración del Día Universal de los Derechos de la Infancia es el 20 de noviembre , proponemos una serie de actividades para la fo...
-
Maruja Mallo, otra de las musas del 27 Una de las diversas actividades que realizaremos con motivo del Día de la lectura en Andalucía, ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario