domingo, 28 de abril de 2013

Raquel y el buho mágico

Nos quedaba por incluir un texto de segundo ciclo de primaria, de los participantes en nuestro Certamen Literario. Incluimos el titulado "Raquel y el buho mágico" de Cristina Ramírez, que ha obtenido el primer premio de su categoria. 
Había una vez una niña llamada Raquel,
 que era una chica de nueve años, delgada, morena, guapa,
divertida, con el pelo rizado. Raquel lo que más quería
era ser una bruja buena. Un día salió de casa con
permiso de su madre a la plaza y se encontró con un
hombre delgado, pobre y con el pelo castaño liso, su
ropa sucia y su rostro manchado de grasa y barro. La
niña le dio la mitad de su bocadillo y el anciano le dijo:
“Gracias, niña toma esto” y le dio un búho de
porcelana, la niña dijo: “¿qué es esto?" ¿y para que
sirve?”, pero el viejo desapareció.
       Por la noche Raquel puso un par de cojines en la
cama y con una bufanda, un gorro, unas botas y un
chaquetón se escapó por la ventana, Raquel fue a la
fábrica de porcelana y se llevó su bandolera y dentro de
ella llevaba el búho, que le había regalado el anciano
misterioso, una navaja, una linterna, una lupa, una
libreta, unos bolígrafos, unas tabletas de chocolate, un
trozo de pan y un batido, ya que algún día que otro salía
a investigar.
       Cuando llegó allí se quitó el abrigo, la bufanda y
el gorro y se quedó en chándal. Pero había muchos
hombres vigilando. Raquel vio que había unas escaleras
libres y pasó por allí, había unas dos ó tres plantas, pero
se oyeron martillazos de la última planta, por lo que fue
corriendo al lugar para investigar lo que ocurría.
      Una vez llegada a la planta se encontró con el
anciano, éste nervioso, cuando vio a la niña, le dijo:
“¡corre niña, escóndete!”. Raquel, al oír esas palabras
se puso nerviosa y se escondió haciendo caso del
anciano.

    Raquel pudo oír como los hombres que vigilaban
la fábrica se acercaban hacia el anciano y les decía:
“¡venga viejo!", “¡hasta que no llenes estos tres sacos
de búhos de porcelana, no te dejamos libre! ¡así que,
sigue trabajando!”.
      Raquel pudo deducir que aquellos hombres que
se encontraban vigilando la fábrica, no eran vigilantes,
sino, ladrones de figuras de porcelana, para una vez
robadas, venderlas al mejor postor y ganar mucho
dinero.
       La niña, que quería asomar la cabeza para seguir
escuchando la conversación de aquellos hombres con el
anciano, sin darse cuenta, pisó una rama y los ladrones
la descubrieron, Raquel corrió y corrió, hasta llegar al
final del pasillo donde había un balcón y el búho que el
anciano le dio se convirtió en un búho de verdad, los
ladrones no se creían lo que estaban viendo, el búho
cogió a Raquel y volando la llevó hasta su casa, donde
por fin se pudo acostar tranquila y el búho volvió a
convertirse en porcelana.
       Por la mañana cuando Raquel se despertó se
encontraba en un cortijo y estaba sentada y atada a una
silla, los ladrones la habían capturado, cuando esta
estaba durmiendo.
       El anciano llenó aquella noche los tres sacos que
le habían pedido, pero faltaba un búho para llenarlos
enteros y ese búho era el de Raquel.
       Pero.....aja!!!!!!, esto no acaba aquí para Raquel,
con la navaja que tenía en la bandolera, cortó la cuerda,
consiguiendo escaparse, pero cuando ya se encontraba
en la puerta..., ésta se encontraba con un candado y no
tenía la llave, pero con un clic del suelo y la pinza de su
pelo, abrió el candado, pero los vigilantes ya llegaban.
       Corriendo, Raquel consiguió hacer un muñeco de
ella con mucha paja, que había en el establo, donde se
pudo esconder.
       Cuando llegaron los vigilantes se creyeron que el
muñeco de para era Raquel y mientras los vigilantes
hablaban, ella ideó un plan:
       -- “me subiré por esas escaleras, me tiraré
encima de ellos, para inmovilizarlos y después con la
navaja los amenazaré..., pero no les haré nada”.
       Y así fue, los ladrones quedaron inmovilizados y
se quedaron atados a un palo.
       Raquel fue corriendo a la fábrica de porcelana,
liberó al anciano y este con voz débil le dijo: “búho
mágico romper,... tu bruja...”
       Raquel apuntó lo que aquel anciano le dijo en su
libreta y se fue corriendo, con tan mala suerte de que el
búho se le cayó por las escaleras y se rompió, pero....
¿qué pasó?, cuando el búho se rompió dentro de él
había un libro y una escoba chica, cogió el libro y....
¡era un libro de hechizos!, y cogió la escoba y.... ¡era
una escoba voladora!, que se convirtió en grande al
instante, apuntó unos cuantos hechizos que le servían
contra los ladrones, y cuando los ladrones llegaron les
hizo un hechizo trasladándolos a una isla muy lejana,
convirtiéndolos en viejos.
       Y.... ¡Bumba!, así fue como volvió a su casa,
donde su madre la llenó de besos y le contó todo lo
ocurrido, pero su madre se encontraba un poco
enfadada, porque se había escapado, aunque le dio la
enhorabuena y lo celebraron.
       El anciano y Raquel, se hicieron buenos amigos,
se quedó con el libro de hechizos y la escoba y todos
fueron felices y comieron perdices.
Cristina Ramírez Quevedo. 4º curso de primaria.

viernes, 26 de abril de 2013

Érase una vez...

Hoy día 26 de abril hemos puesto el colofón a la Semana Literaria llevada a cabo en el Centro. Se ha cerrado la misma con una lúdica e interesante actividad, la cuentacuentos Luna Camino, ha trabajado con los distintos ciclos de educación primaria, algunos de los libros ya leídos, y así a través de juegos, concursos y otras actividades, ha conseguido profundizar en los mismos de una manera distinta.
Los más pequeños, los alumnos de Infantil, también han sido protagonistas de los cuentos que les ha interpretado, con la espóntanea colaboración del profesorado.
Agradecemos al profesorado y a Luna su interés y colaboración.
Esperamos repetir este tipo de actividades durante el mes próximo.

Día Internacional del Libro 2013

Coincidiendo con el Día del Libro, se han dado ha conocer los alumnos premiados en el Certamen Literario convocado por este Centro. 
En un acto que con contó con la asistencia de miembros de la AMPA, que han colaborado activamente en el mismo, se produjo el Fallo del jurado.
Con posterioridad, se llevó cabo la entrega de Premios, tres por ciclo educativo, que fueron entregados por los componentes de la Junta directiva del AMPA y diplomas a todos los participantes, que se encargaron de hacer llegar a sus destinatarios sus respectivos tutores.
Se realizó una breve introducción, en la que se puso en valor la importancia de la lectura y se visionaron presentaciones y vídeos sobre el fomento de la misma.
Nuestro agradecimiento a todos los participantes. 

jueves, 25 de abril de 2013

Premios Certamen Literario

El pasado Día del Libro, fueron entregados los Premios del Certamen Literario, os incluimos una pequeña muestra de los mismos. Entre los premiados, de los diferentes ciclos educativos, hemos contado con participantes que han producido tebeo, poesía... 


                                    
LAURA
Así empieza la historia...
Era el primer día de instituto, y como la mayoría de los alumnos, Laura no conocía a nadie.
Ésta, estaba muy nerviosa por el hecho de que no conocía a nadie, pero sus padres la intentaban convencer de que  le  iría  bien  en  su  primer  día.  Ella  siempre  era  muy amable  y  cariñosa  con  todo  el  mundo,  a que  haría  pronto nuevos amigos.
Al  empezar  las  clases,  Laura  entró  a  una  de  las  aulas.  Se  fijó  detenidamente  en  los  que  serían  sus  
nuevos compañeros. Vio a un grupo de chicas que estaban hablando entre ellas con mucha confianza, como si se conocieran de toda  la  vida. Y a era,  se  conocían  desde  que  estaban  en  el  colegio.  Laura,  se  intentó  acercar  a  ellas,  para  intentar
presentarse,  pero  en  ese  instante  un  señor  un  poco  mayor  pidió  silencio  y  segundos  después,  orde que  todos  se sentaran en algún pupitre.  Éste iba a ser el nuevo tutor.
Mientras  el  profesor  se  presentaba  a  sus  nuevos  alumnos,  Laura  seguía  mirando  a  su  alrededor.  Ya  había localizado  en  que  pupitres  se  haan  colocado  las  chicas  de  antes. También  miró a  un  chico  que  estaba  sentado  dos mesas más a la derecha de ella, y le pareció bastante guapo.
Cuando el profesor terminó de hablar sobre él, anunc que uno a uno dijeran su nombre en voz alta, para que se conocieran entre todos mejor.
-Empecemos por ti- Dijo el profesor. -Dinos como te llamas.
-José. Se escuc tras unos segundos.
-¿Y tú? ¿Cómo te llamas tú?. Volvió a preguntar el profesor.
-Yo... Yo me llamo Claudia.
-Bien, bien... ¿Y tú? -Dijo mirando a Laura.
Ésta estaba embobada mirando a sus compañeros, y no se enteró de que el profesor la había llamado.
-Eh.. ¿Qué?. Dijo despistada Laura. Algunas risas se oyeron en la clase.
-¿Que... Que cómo te llamas...?.  Dijo el maestro.
Ah...! Laura. Me llamo Laura.
-Bien, ya sabemos que te llamas Laura, no te vuelvas a despistar ¡eh!... Rel profesor.
-No, no me despisto más.... Finalizó Laura, un poco avergonzada por el despiste.
Los alumnos siguieron presentándose uno por uno, hasta que al final terminaron todos.
-Bien, ya nos conocemos todos. Declaró el maestro. 
-Como es el primer a, os dejo que salgáis al recreo y que os conozis un poco más.
Laura salió un poco deprisa, ya que seguía avergonzada. ''Todo el mundo tiene derecho a equivocarse''. Pensó. ''No pasa nada''.  Así, al decirse ésto, se tranquilizó un poco... ''Además, porque me haya despistado un poco tampoco pasa nada tan grave''.
Así que ésta salcon los demás de su clase hacia el recreo.
Cuando estaba a punto de salir por la puerta...   pa un chico bastante fuerte que empujó a Laura. Éste, ni se dio cuenta de que la había tirado, pero Laura se cayó al suelo y se hizo bastante daño. Pocos segundos después, se dio cuenta de que estaba tirada en mitad del suelo y se encontraba rodeada de las risas y burlas de otros chicos. Laura, se levantó, y simplemente, se fue corriendo.
Se sentó en una esquina. Estaba allí, ella sola, mirando hacia todos lados. ''El día va de mal en peor... Espero que ya no me vuelva a pasar nada malo por hoy...''. Pensó.
Poco segundos después, el grupito de chicas que antes había visto Laura, se acercaron a ella... Comenzaron burlarse por su despiste y por la caída de hace unos minutos. Mientras las chicas se reían de Laura, ella permanecía allí, sentada en la esquina, mirando fijamente a las chicas y callada, sin decir nada. Finalmente, las chicas se cansaron de Laura, ya que ésta no les decía nada, y se fueron.
Cuando por fin se marcharon, Laura estuvo a punto de llorar... ''Yo no tengo la culpa de que me haya ocurrido ésto... ¿Por qué se rien de mi?... Esto le podría pasar a cualquiera...'' Se volvió a decir asi misma". ''Mejor me esperaquí sentada hasta que termine la hora del recreo para que no me pase nada más.''
Terminó la hora del recreo. Todos entraron a clase.
El  profesor  mandó  algunos  ejercicios  de  repaso  sobre  lo  que  haan  aprendido  años  anteriores.  Todos  los hicieron sin dificultad, aunque algunos no se acordaban de ciertas cosas.
Laura los terminó pidamente. Ella era muy estudiosa y se sabía todo lo que preguntaban en los ejercicios.
Más  tarde,  por  fin  era  la  hora  de  volver  a  casa.  Todos  se  fueron,  la  mitad  de  los  de  la  clase  se  fueron acompañados  de  los  nuevos  amigos  que  haan  hecho  en  su  primer  día.  Laura  no  se  fue  sola.  Cuando  estaba  casi saliendo por la puerta, una de las chicas del grupo de antes se acercó a ella.
-Hola. Dijo la chica.
-Hola... RespondLaura
-¿Vienes a reírte de mi...?. adió.
-No, yo no. Respondió la chica.
-Mira, entiendo lo que te ha pasado. Primero te has despistado en clase... Por eso no pasa nada. Y segundo, un chico te ha empujado y te has caído. no te querías caer, no teas la culpa. Me da igual que mis otras amigas se hayan reído de tí. Yo te comprendo... Dijo la chica, muy segura de lo que decía.
-¿En serio...? Por fin alguien que me entiende. Se alegró Laura.
-Por cierto... Tu nombre es...
-Mi nombre es Natalia, el tuyo es... Laura... ¿No?
-Sí, sí, Laura. Respondió con buen humor.
Siguieron  hablando  un  rato,  para  conocerse  mejor Acabaron  llevándose  bastante  bien,  a que  decidieron quedar esa misma tarde en casa de Laura, y después dar una vuelta.
A  la  tarde,  Natalia  lle puntual  a  casa  de  su  nueva  amiga;  justo  a  las  5:30.  Estuvieron  un  rato  en  casa estudiando unas hojas que les había mandado el profesor para el día siguiente, y depués salieron a la calle. Fueron haciel parque que más cerca estaba de casa de Laura. Allí, se sentaron en un banco y empezaron a hablar sobre sus gustos, y cosas de ese tipo...  Aproximadamente, media hora después, las chicas del grupo de Natalia aparecieron por el parque, también estaban dando una vuelta. Cuando encontraron a Natalia con Laura, todas se enfadaron.
-¿Qué haces con la niña esa?. Preguntó una de las chicas.
-¿Qué pasa, no me puedo juntar con quien yo quiera?. Se defendió Natalia.
-Pero... ¿Cómo te puedes estar juntando con esa?... Si es una torpe. Dijo otra de las chicas.
-¿Torpe? ¡Imagínate que lo que le ha pasado a ella te pasa a ti!. Gritó Natalia, enojada por lo que le haan dicho a Laura.
Todas las chicas se callaron.
-Mirad, Laura me cae muy bien... Casi mejor que vosotras. Ella al menos no critíca a nadie. Finalizó Natalia, con un tono calmado.
Guardaron todas un poco de silencio...
Por fin, una saltó: -Tienes razón...
-¿Pero qué dices?. Gritó la chica que más enfadada parecía estar.
Las otras dos chicas del grupo (eran cuatro) le dieron la razón a Natalia.
-Pues es verdad...
-Sí, tiene razón...  Dijeron.
Natalia sonrió. Las chicas que estaban de acuerdo, se fueron con Laura y Natalia, y dejaron sola a la que no quería aceptarlo.
Cuando Aurora y Gloria, que eran las otras dos chicas, se fueron a conocer a Laura, ésta les cayó muy bien. Lacuatro se quedaron hablando sentadas en un banco sobre sus cosas y se llevaron muy bien...  Así, aprendieron que no se puede juzgar a una persona sin conocerla.
Rosa María Sánchez Martínez. 6º Curso de Primaria.

UN FIN DE SEMANA EN EL CAMPO

Había una vez unos abuelos que vivan en una parcela en el campo, rodeados de animales. Durante la semana, vivan solos cuidando los animales. Cuando eran más felices era el fin de semana, porque sus nietos Ramón y Juan iban a estar con ellos.Llegaban el viernes, cuando terminaban el colegio y se acostaban muy pronto para levantarse cuando cantara el gallo.
El sábado después de desayunar, iban a coger los huevos y a limpiar el gallinero. Luego cogían las frutas y las verduras del huerto. Por la tarde hacían una barbacoa. 
El domingo por la mañana, el canto del gallo los despertaba y salían corriendo para ver los huevos que ponían las gallinas, después ayudaban a su abuela a cocinar la paella.
A la caída de la tarde venían sus padres a recogerlos y se iban, esperando de nuevo el fin de semana.
Manuel Jesús Muñoz Alva. 2º Curso de Primaria.


EL PEQUEÑO MARINERO


Había una vez, un niño que pescaba con su padre en la mar. Pescaban por las noches y en invierno, pasaban mucho frío y miedo para sacar algo de dinero.
Pero un día, mientras Budi estaba en el colegio, recibió la noticia de que su padre había muerto en la mar. Budi se hizo una promesa, que nunca más pescaría sin su padre.
Con el tiempo se hizo legionario y cuando miraba hacía el mar, se acordaba de su padre.
Borja Rodríguez Romero. 1º Curso de Primaria.

LA HISTORIA DEL CONEJO


Un día estaba en la parcela y mi abuelo fue a pasear a los perros y yo no me di cuenta.
Estuve esperando y al rato apareció con un conejo en el bolsillo del abrigo, yo quería quedármelo de mascota, pero decidimos soltarlo en el campo.
Ismael Valderrama. 1º curso de Primaria.





La leyenda Del Medallón

            En el año 1742,Minerva,una mujer de unos 21 años más o menos,alta,morena,inteligente y bella (según decían),se debía casar con un hombre que no amaba,por un matrimonio concertado que los padres de ambos habían planeado desde que ellos eran niños.
            Ella ya estaba enamorada de otro hombre cuyo nombre era Edward. Este era hijo de una sirvienta que trabajaba en la casa de Minerva. Ambos se habían criado juntos y ambos tenían la misma edad.
            Cuando Edward se enteró de la noticia de que su amada ya estaba prometida,le propuso que se escaparan,lejos,donde jamás los encontraran. Minerva contestó que si por ella fuera se iría al fin del mundo con tal de estar con él.
            Así que a la mañana siguiente,al alba,Edward llamó a la puerta del balcón de su amada tirado unas piedras contra este y Minerva le echó unas sábanas que ella,astutamente,había entrelazado para que su amado las cogiera y ella pudiera deslizare por ellas para bajar. Así lo hicieron. Cuando ella ya estuvo abajo Edward le dijo que tenían que darse prisa en coger unos caballos e irse de allí de inmediato. Fueron corriendo a los establos a por dos caballos pero allí... Había una sorpresa. Se encontraba allí el padre de Minerva. Este,con ira,le dijo a uno de sus lacayos:
      
      -¡Llévate a mi hija de aquí ahora mismo! ¡Y tú,-dijo señalando a otro- ayúdale!
            Acto seguido dos hombres grandes,uno rubio y otro moreno,se llevaban a rastras a Minerva a sus aposentos mientras esta lloraba por su amado desconsoladamente. Edward se encontraba agarrado por ambos brazos por otros dos lacayos del padre de Minerva. Este le amenazó:
            -Chico,¡aléjate de mi hija! ¡Ya está prometida y como vuelvas a acercarte a ella...! -ahora movió un poco la mano y el quinto lacayo y último pegó a Edward un puñetazo en toda la tripa.
            -Eso para que aprendas-dijo el padre de Minerva-No vuelvas a acercarte a mi hija.
            Dejando allí tirado a Edward,se marcharon. Entonces llegó la madre de Edward,que vio lo que había sucedido y llegó hasta él llorando diciendo:
            -¿Qué has hecho? ¿Qué pretendías...?
            A él le daba igual su estado. Ahora mismo lo que más le preocupaba era Minerva.
            Mientras tanto,Minerva se hallaba ya en sus aposentos llorando descontroladamente tumbada en su cama preguntándose si habrían matado a Edward o no. De repente,se abrió la puerta y el padre de Minerva apareció,furioso. Comenzó a gritar:
            -¿TE HAS VUELTO LOCA? ¿QUÉ PRETENDÍAS HACER,EH?
            Minerva no contestó. Sólo se limitó a meterse dentro de la cama y no dirigirle la mirada a su padre. Este viendo el gesto de su hija,abandonó la habitación y Minerva comenzó a llorar mientras oía como su padre o quién fuese echaba la llave a la puerta de su habitación.
            A la mañana siguiente,Minerva oyó como la puerta de su dormitorio se abría. Pero no eran los pasos de su padre los que oía,sino los de una mujer.
            -Señorita,¿se encuentra usted bien? Le traigo el desayuno.
            Era Clarise,la madre de Edward. Cerró la puerta y en unos susurros se acercó más a Minerva y le dijo:
            -Mi hijo-cuando dijo la palabra ''hijo'' bajó aún más la voz-me ha enviado a echarle un vistazo y de paso... Entregarle esta carta de él.
            Cuando dijo esto Minerva se levantó de un salto y cogió la carta de la bandeja en la que la mujer le traía el desayuno.
            -Clarise... Gracias.-aclaró Minerva dándole un abrazo a Clarise.
            Clarise abandonó la estancia dejando a Minerva sola,con la carta. Minerva abrió la carta y lo único que se encontró era: ''Espero que estés bien... Es para ti. Sólo tú y yo sabemos abrirlo. Te quiero''
            Entonces,vio que debajo de algunas mantas que había dejado Clarise para que minerva se lavara,había algo. Lo cogió. Era... Era un medallón. Lo abrió y se encontró un retrato de ella y de Edward. Era cierto. Sólo ella y él sabían abrirlo porque el medallón se abría con un mecanismo que ella y Edward se habían inventado cuando eran niños.
            Esa tarde,Minerva recibió de nuevo la visita de su padre. Ella se encontraba metida en su cama,tapada y mirando el medallón. Su padre no veía lo que hacía así que no se enteró de lo del medallón.
            -Minerva,mañana vamos a hacer una celebración con honor a tu casamiento. Por la mañana Clarise te traerá el vestido que deberás llevar.-dijo el padre se Minerva y acto seguido abandonó la sala.
            Otra vez se oyó la llave. Como se cerraban las puertas... ''No voy a asistir'',pensaba Minerva. Ya era de noche. Se durmió.
            A la mañana siguiente,Clarise apareció con un vestido fino,elegante y sofisticado que,según Clarise,el padre de Minerva lo había comprado con razón de que ese mismo día,por fin,su prometido y ella,se conocerían. Sin conocerlo lo odiaba. Hasta su nombre lo odiaba. Alejandro. Clarise le dijo a Minerva en un susurro:
            -Mi hijo quiere que le diga que hoy durante la fiesta la esperara en vuestro lugar. Sólo me ha dicho eso. Ahora,póngase el vestido por si hay que arreglarlo.
            Esto,a Minerva,le alegró el día y le hizo caso a Clarise. Se puso el vestido. Le quedaba muy bien. No había que hacer arreglos.
            A las pocas horas de almorzar,Clarise apareció para ayudar a Minerva a ponerse el vestido y a peinarse.
            A las horas,Minerva bajó al salón principal donde ya estaban todos los presentes,incluso su ''prometido''.
            Allí vio a su padre parlar con un muchacho de la misma edad que Minerva. Era alto,rubio y apuesto.

Según su padre era muy inteligente y se le daban muy bien los negocios.
            -¡Ah! ¡Aquí estás,mi queridísima hija! Te presento a Alejandro,tu prometido.-dijo lo de ''queridísima hija'' con un poco de ironía.
            En ese preciso instante Alejandro se volvió y se quedó atónito de la ''belleza'' de Minerva.
            -Un placer conocerla.-dijo este arrodillándose y besándole la mano.
            -Ojalá pudiera decir lo mismo.-contestó Minerva apartando la mano.
            -Lamente el comportamiento de mi hija,-empezó a soltar el padre de esta-es que no se encuentra muy bien.
            -Ninguna molestia. ¿Me concede este baile,Minerva?
            Minerva se extrañaba de lo que estaba sucediendo. Le había apartado la mano de muy malos modales y ni se había enfadado.
            -De acuerdo,solamente uno.-dijo Minerva para que nadie sospechara de a donde iba a ir dentro de unos minutos.
            Alejandro cogió de la mano a Minerva y comenzaron a bailar. Cuando se acabó el baile Minerva dijo:
            -Me temo que tendrá que excusarme.
            -Un placer haber bailado con usted, Minerva.-le contestó Alejandro muy simpáticamente y con una sonrisa dibujada en su rostro.
            Minerva sin más dilación se dirigió a la parte trasera de la casa,donde se encontraban los árboles que habían plantado Edward y ella cuando eran niños.
            Allí vio a Edward. Cuando lo vio,fue corriendo hacia él y le dio un abrazo.
            -¿Cómo estás? ¿Qué te hicieron?-preguntó Minerva en unos susurros.
            -No hay tiempo que perder,tenemos que irnos... No tardaran en darse cuenta de que no estás...
            -¿Irnos? ¿Así? ¿Ahora? ¡No podemos!
            Edward se quedó atónito.
            -¿Cómo?-preguntó este-¿No te quieres ir de aquí para siempre?
            -¡Claro que sí! Pero,¿así?
            -¿Así,cómo?
            -Tan rápido... Si preparar nada...
            -De acuerdo,dentro de una semana nos iremos lejos de aquí y no volveremos,¿te parece?
            -Sí... ¿No te habrás cabreado,verdad?
            -¿Contigo? Jamás.
            Edward se despidió de Minerva y le dijo:
            -Mi madre ya te informará de dónde y cuándo nos encontramos. Adiós.
            Minerva se fue corriendo y volvió al baile. Allí,se encontró con que su padre y su ''prometido'' estaban hablando acerca de la boda:
            -Tenéis que casaros cuanto antes...
            -Pero su hija...
            -¡Mi hija está impaciente! Os casaréis mañana por la tarde.
            -De...De acuerdo.
            Entonces Minerva salió corriendo,llorando,hacia su habitación y se encerró. ''¿Por qué la vida es tan injusta conmigo?'',pensaba entre sollozos. No tenía sentido llorar. La vida no iba a ser un camino de rosas por donde pasarían sin complicaciones. Así que,para que Edward supiera que lo amaba y quería irse cuanto antes,decidió escribirle una carta. Una carta en la que ponía:
           
       Mi amado Edward,
       Mi padre ya ha dictado la fecha de la boda... Será mañana. Por eso he pensado que ya es hora de fugarnos y vivir juntos para siempre. Por eso quiero,que si estás de acuerdo conmigo,te reúnas conmigo en las afueras del pueblo al amanecer y nos vayamos lejos,lejos de aquí,donde nadie pueda encontrarnos. Espero que no faltes.
                                                      Minerva,tu amada.
           
            Minerva le entregó la carta a Clarise para que se la entregara a Edward y Clarise así lo hizo.
            Un poco antes del amanecer,Minerva concluyó de hacer la maleta y de vestirse. Cuando terminó,alguien llamó a la puerta. Minerva se asustó.
            -¿Minerva? Soy yo,Clarise. Ábrame.-dijo Clarise entre susurros.
            Minerva abrió la puerta y acto seguido Clarise entró y cerró la puerta tras ella.
            -Mi hijo ha recibido la carta y la espera allí desde que amaneció. Buena suerte,hija.
            Minerva se lanzó por la ventana como había echo la otra vez y se dirigió a los establos,cogió un caballo y se encaminó a las afueras del pueblo. Ya empezaba a ver a su amado. Eso la empujó a ir más rápido. Al fin llegó. Cuando llegó,allí se encontraba Edward,esperándola,tal como había dicho Clarise.
            -¿Preparada? Por fin... Esta vez sí. Al fin una vida juntos.
            Y así se alejaron. Por fin,se estaban alejando de aquel lugar que los había tenido retenidos tanto tiempo.
            ''Adiós,infierno.'',pensaba Minerva mientras se apretaba el medallón que le colgaba del cuello.


Las leyendas dicen que Minerva y Edward siguen galopando juntos
en busca de un lugar donde vivir juntos y tranquilos,
todavía siendo jóvenes.

Se dice que quién encuentre el medallón con la foto
de Minerva y Edward y lo abra,la foto se convertirá en una
foto de la persona que encuentre el medallón y de su
ALMA GEMELA.

Pero esto es sólo una historia,
¿no?

Ariadna Ceacero Arellano. 6º Curso de Primaria.

Recopilando valores

 Ya estamos llegando al final de este peculiar, pero emocionante curso y por ello vamos a recopilar algunos vídeos, que nos serviran de repa...