domingo, 17 de febrero de 2019

El último árbol del desierto

Fotografía del año 1939, donde la acacia se muestra frondosa
Si pensamos en el Sahara de forma inmediata lo asociamos con el desierto, y si pensamos en el desierto nos imaginamos un territorio arenoso, extremadamente seco sin apenas vida animal y por supuesto sin árboles.
Pues bien dentro de este desierto, encontramos la región del Teneré, palabra tuareg que significa precisamente desierto, esta superficie de 400.000 km cuadrados nos brinda un clima donde las temperaturas oscilan entre los 10 ºC y los 29 ºC del mes más fresco, enero, y los 25 ºC a 44 ºC del mes más cálido, junio. Puede llegar a helar, y las máximas pueden superar los 50 ºC.
Un árbol en concreto una acacia, tomo el nombre de este desierto y durante más de 300 años, vivió en este insólito y bello paisaje.
Última superviviente de lo que pudo ser un pequeño bosquete de acacias, que arraigaron en tiempos en que las condiciones climatológicas eran más propicias, fue testigo del paso de las caravanas de tuaregs, que lo respetaron y puede que hasta veneraron.
Foto tomada por Peter Krohn en 1973
Tendría que ser una sensación maravillosa tras deambular por esta extensa región, divisar la silueta de este solitario ejemplar. Y así fue hasta que, no podía ser de otra manera, el ser humano acabó con su vida, en un accidente de tráfico. Con lo inmenso que es el desierto, parece grotesco, además de trágico, colisionar con el único árbol que lo habitaba. Pero esto fue lo que ocurrió en el año 1973.
Hoy día una escultura metálica ha ocupado su lugar en este emblemático desierto. Que triste verdad.

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