En estos tiempos en que las adicciones a las nuevas
tecnologías empiezan a preocupar, en especial a los teléfonos portátiles, que para
nuestros jóvenes se han vuelto casi imprescindibles, la palabra bibliomanía
parece algo anticuada.
Os sugerimos que leáis el artículo del enlace, publicado
en el portal yorokobu, donde podéis aprender que en el siglo XIX, existía una
importante adicción a los libros. También se remarca la diferencia entre ser un
bibliómano y un bibliófilo y se hace un repaso por el “éxito” del libro
electrónico.
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