Quien no se ha frotado el bolígrafo en la ropa y después ha comprobado como atraía pequeños trozos de papel. Esto es debido a la electricidad estática.
Nuestro cuerpo se carga de cargas negativas (electrones) generando así el llamado potencial eléctrico y cuando tocamos a otras personas que no están cargadas, o con una carga menor, entonces éstas se transfieren para equilibrar los potenciales. Esto es prácticamente instantáneo y genera los llamados toques eléctricos o chispazos.
Al movernos en el asiento del coche, la fricción desprende los electrones de las fibras de los tejidos, de manera que se crea una potente carga eléctrica que, si tiene la oportunidad (tocando la puerta, al meter la llave en la cerradura…) llegará hasta el suelo. Si ello sucede a través de nuestro dedo, el resultado es un calambrazo.
El voltaje que se puede obtener varía de acuerdo a la superficie con la cual tocan los pies. Por ejemplo, sobre la tela se lograrían 65 voltios; sobre alfombrado unos 800 voltios; sobre la lana, 2.000 voltios.
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